Durante estos días hemos estado observando algunos indicios y lamentos de empresarios, que nos llevan a pensar que realmente estamos atravesando una crisis que podría agravarse. Por parte de los empresarios se empieza a llamar a las administraciones públicas en busca de ayuda, ante la supuesta competencia desigual con otros destinos más baratos, y con los cuales no se puede competir en precios.Sin obviar que muchas de las reclamaciones al sector público pueden ser razonables, no es menos cierto que nuestro sector turístico debería responder adecuadamente a la nueva realidad. ¿Quién nos ha dicho que no podemos ser competitivos? Si evidentemente hasta el momento lo fuimos por la mano de obra más barata, a partir de ahora las soluciones hay que buscarlas en un incremento de la productividad del sector, que sólo puede ser resuelto de dos maneras: apostando por la formación del personal (y por el personal ya formado) y por utilizar mejoras en la técnicas de producción y las nuevas tecnologías.Apuesta por la formaciónDe todos es conocida la rigidez del sector alojativo para acomodar a los buenos trabajadores, que tienen que pasar años y años esperando el ascenso, y la mayor parte de las veces éste no se lleva a cabo atendiendo a criterios de capacidad. No es de recibo que los alumnos formados como Diplomados Universitarios en Turismo u otros graduados de formación superior pasen muchísimos años de recepcionistas, cuando las aportaciones que podrían hacer en puestos de mayor responsabilidad generarían fuertes incrementos de productividad. A veces desde nuestra atalaya docente detectamos que los empresarios sólo buscan operarios (demandan personas con conocimientos de idiomas e informática), y no trabajadores con capacidad de gestión, que podrían mejorar la competitividad de nuestras empresas. La formación de carácter superior en general está bastante poco valorada, y esto genera que estemos ante empresas con un denominador común en su organización, un gran grupo de operarios que son gestionados por personas con muchos años en la empresa, que en algunos casos no se han formado para estas labores, y desconocen en muchas ocasiones las nuevas formas de gestión de empresas. Todo esto no impide que se valore positivamente el aprendizaje por experiencia, pero debería ir acompañado por el valor añadido que supone la formación en gestión de empresas turísticas.Innovación en las técnicas de producción y nuevas tecnologíasEvidentemente no podemos competir con Turquía o Egipto en precios, si aquí se siguen empleando las mismas técnicas de producción que allí. Es por lo que la apuesta debe ser por técnicas de producción que reduzcan la utilización del factor trabajo. Y la única solución para conseguir esto, evidentemente, es tecnificar muchos procesos y tareas de estas empresas, y además optar permanentemente por las tecnologías más novedosas, que impliquen una reducción de los costes.Otras respuestasExisten algunos factores que obviamente requieren una actuación público/privada que debe afrontarse. Básicamente, las políticas de promoción buscando nuevos segmentos de mercados, la búsqueda de nuevos productos; y uno de los aspectos que no se está teniendo en cuenta es la desigualdad en términos de accesibilidad respecto a otros destinos europeos, debido sobre todo a que no estamos en las rutas de la aerolíneas de bajo coste. Posiblemente haya que actuar incentivando a estas empresas para que Canarias se sume a la lista de sus destinos. Además, habría que empezar a revisar algunas políticas de planificación turística y territorial que apostaron por algún tipo de turismo, tal es el caso de los incentivos a determinado tipo de establecimiento orientado a segmentos de alto poder adquisitivo, o la unidad de explotación que afectó a tantos pequeños inversionistas que tuvieron que abandonar el sector turístico. Aunque respecto a esto último está claro que el esfuerzo planificador ha sido digno de alabanza, en algunas ocasiones no se han adecuado a la realidad y en otros se han realizado a la zaga del desarrollo turístico.También en este último punto habría que llamar la atención sobre algunos objetivos que no se plantean, y respecto a los cuales nuestro empresariado turístico necesita dar un paso adelante, en aras de mejorar su posición en el mercado: por un lado, acometer inversiones en otros destinos, y por otro, entrar en el negocio de la distribución turística.Para concluir, sí que debemos valorar la capacidad de innovación y de gestión que el sector turístico insular posee. Disponemos actualmente de un saber hacer acumulado que no tiene casi ninguno de los destinos emergentes. Sin duda son esos empresarios que han sido capaces de situarnos en la élite de los destinos turísticos mundiales los que deben darse cuenta de su potencial y afrontar los nuevos retos, adecuándose al marco que la sociedad insular impone, es decir, la contención del crecimiento turístico, el menor consumo de territorio, etc, situándose al lado y no enfrente de las instituciones públicas.
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